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La lectora impaciente

Cae la lluvia

Cae lentamente la lluvia,

como esta tristeza,

que se ha ido nuevamente

acomodando,

desde una hora infinita.

Cae la lluvia

y mi posibilidad de hablar,

de comunicarme,

se hace más difícil.

Como si el dolor y la apatía

me impidieran, 

entender las palabras

de los otros.

Me persiguen los fantasmas

cada día.

Me encierro,

girando las llaves invisibles

y decido

sólo abrir

cuando me encuentre preparada

para una nueva luz,

en mi pequeña cueva. 

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