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La lectora impaciente

Me sobresalté

Quise que fueras,

te seguí con la mirada

por la calle.

Acaricié tu espalda,

el ritmo de tus pasos,

y cuando se giró

tomé allí conciencia

que no eras,

que tú,

mi amado compañero,

hacía dos años

que habías muerto.

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