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La lectora impaciente

EL APLAZAMIENTO

Faltan pocas horas, todo el día de hoy y 13 horas de mañana para que cumpla los 61 y me siento feliz.

Ha sido un año muy laborioso, a los veinte días tuve que decirle a la muerte que no quería irme, que necesitaba hacer muchas cosas y que aplazaba su compañía para más adelante.

Ella me escuchó, jugó conmigo muchas horas pero comprendió que estaba dispuesta a no acompañarla, era simple, necesitaba hacer muchas cosas y aplazaba su compañía para más adelante.

Y lentamente fui borrando su  firma. Primero un pie, luego una mano,  oídos, la boca y comencé a hablar nuevamente, me costó sentarme, me costó caminar, me costó pasear pero... la abandonaba y continuaba mi camino aquí. Me costó, no puedes imaginarte cuánto, poder volver a juguetear con las palabras, encender un ordenador y  responder 450 mensajes luego de casi un mes para decir ESTOY VIVA.

Me costó volver a casa y solita comenzar a hacer la comida, me sentaba durante horas frente a una tele que no veía, sólo como compañía y me levantaba  tomándome de todo lo que encontraba a modo de bastón.

Me costó... pero en este retorno comprendí preguntas esparcidas por el tiempo y les di forma de respuestas.Y soñé en nuevos viajes, viejos y nuevos amigos, nuevos poemas. 

Y aquí estoy con una maleta llena de algunas de esas muchas cosas que tenía que hacer cuando le dije a la muerte que aplazaba su compañía para más adelante.     

 

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