ANIVERSARIO
Una vela encendida,
lágrimas escapadas
mojan un calendario
mayo 22 de 2004.
Era sábado
y emprendimos
juntos,
tomados de la mano
algo vacilantes,
una nueva vida.
Cuando llegamos,
busqué en tus ojos
el gozo de vivir
en ese lugar
lleno de luz
y perfume de azahar.
Lentamente
fuiste recorriendo
los espacios
y te asomaste al balcón
buscando el mar.
Te tomé nuevamente
de la mano,
te llevé a la azotea
y desde allí
abrazados
vimos un valle
que moría en el mar.
Ahora,
sólo me queda en la mano
la sensación amorosa
de la tuya
y en mis brazos
la calidez de tu cuerpo.
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