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La lectora impaciente

SEIS MESES

Los días han pasado sin darme cuenta, ya han pasado seis meses.
Todavía sigo esperando oir tu llave en la puerta.
Sigo buscándote por la calle.
Sigo preparando la página donde escribe Haro para compartir su lectura.
Sigo poniendo dos cubiertos en la mesa.
Sigo................

Miro tu cara en las fotografías del salón, de nuestra habitación, de cada lugar de la casa y sé que tú estás cuidándome, con tu sonrisa y tu humor incomparable.
Sigues diciéndome cotidianamente que me amas porque sólo esa energía hace que me ocupe de miles de cosas con esa sensación de ser tan querida.

Y cuando llega la lágrima al ojo recuerdo cuánto reíamos, con nuestras situaciones en tantos momentos difíciles, tú decías que siempre saldríamos de ellos. Y eso me impulsa a seguir adelante frente a las dificultades.

Serás nuevamente abuelo en cualquier momento, no podremos llorar de alegría frente al nacimiento, quizá ni me entere de él. Pero tú protegerás a tu nieto o nieta desde donde estés y estarás presente, abuelo Chema del Valle, sin que te vean, en el momento que Irene apague sus cuatro velitas el 3 de febrero.

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