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La lectora impaciente

Querida amiga del signo de Cáncer

Querida amiga:
Era el 31 de diciembre, me levanté a las siete y fui caminando lentamente por el paseo, junto al río.
Me detuve frente a lo que ahora es un restaurante y fue nuestro nido en la pequeña luna de miel que tuvimos mi José Mary y yo en junio de 1987.
Seguí caminando y llegué al puente sobre el río. Saqué mi Kadish del bolsillo y lo leí lentamente.
Había cumplido mi deseo y lloré, lloré por su abrazo, lloré por su mano que me tocaba suavemente, lloré por su risa y su sonrisa, lloré por su emoción escuchando a Mozart y Beethoven, lloré sola con el sonido del agua que corría rápidamente.
Luego, lentamente volví a la casa.
Creo que no pude contarte ni contarle a nadie lo que había hecho.
Por eso no necesité ir a la Isla, por eso no me enojé porque no fuimos a la Isla.
La ceremonia entre él y yo había pasado en la intimidad de las siete y media de la mañana sobre el puente de Alameda del Valle.
El resto, lo sabes: la emoción de la gente que me abrazaba en Oteruelo, la visión de una casa donde fuimos felices...
Y fui sumando situaciones y emociones, demasiado para mi cuerpo en unas pocas horas.
Nunca quise entorpecer un día que deseabas feliz para los tuyos, no me propuse enfermarme, no quise molestarte.
Entré al 2005 enferma y triste por su ausencia, luchando por sobrellevar las cosas por encima de mis fuerzas, como lo he intentado los últimos meses.
Como debo seguir haciéndolo cada dia y sentí que contaba con vuestro cariño para hacerlo.
El cariño de mis amigos fue mi comida cotidiana para procurar no detenerme.
Y tu constancia en llamarme y preguntar por mis cosas, tu interés por mis proyectos, tu apoyo ha sido uno de los más grandes regalos que he recibido en el 2004. Nunca lo olvidaré.

1 comentario

Diego Llergo -

Siempre tendre un ratito para leer este blog.

Pasate por la mia y que te parece.

Ademas somos casi vecinos. Vivo en Gandia